Sombra es un cuadro que fue pintado en varias fases. La primera fue durante el invierno, observando a la perra dormida en el salón de casa. La segunda, al inicio del verano siguiente, donde se añadieron las luces y las palabras que inundan la imagen.  

Pintarlo supuso un regreso al óleo en mi estudio y representa el inicio de la conexión con mi voz como artista, tras una década creando con directrices externas.

 

En esta obra puede observarse a mi perra, Sombra, dormida bajo una vieja manta, en un rincón de casa junto al mueble rojo. Las palabras simbolizan los pensamientos recurrentes que invadían mi cabeza en el momento de retratarla. Las palabras intervienen como ruido dentro de la imagen de sosiego y paz y aparecen sin ser legibles de una forma clara mientras el animal descansa ajeno a su entorno.